Este análisis de sangre podría revelar los casos exactos de COVID-19
Uno de los mayores problemas en la lucha contra la pandemia de coronavirus (COVID-19) es que no conocemos las cifras reales de infectados, principalmente debido a la escasez de pruebas diagnósticas. Pero esto podría cambiar gracias a un equipo de la Escuela de Medicina Icahn de Nueva York (EE. UU.), que acaba acaba de desarrollar un nuevo tipo de test capaz de facilitar el acceso a esa información.
Su prueba, descrita en un documento preliminar publicado a principios de marzo, busca anticuerpos que revelan la presencia del coronavirus en la sangre de las personas, y es similar al sistema de diagnóstico más común para el VIH.
Este tipo de test muestra si el sistema inmunitario de una persona ha estado en contacto con el virus alguna vez, lo que podría ofrecer una visión más precisa de cuántas personas han sido contagiadas. Esta información resulta clave para que epidemiólogos y gobiernos diseñen las medidas del confinamiento más adecuadas para la sociedad.
En estos momentos, el nuevo coronavirus ya ha provocado la muerte de casi 20.000 personas y la cifra no para de aumentar cada día. El número representa cerca del 4,5 % de los casi 425.000 infectados confirmados a nivel mundial, lo que representa una tasa de mortalidad bastante impactante.
Pero es muy posible que la tasa real de letalidad sea más baja, probablemente mucho más baja. Sin embargo, los epidemiólogos no lo pueden calcularla con certeza ya que no saben cuántas personas han sido contagiadas y no han acudido al hospital o, directamente, ni siquiera han mostrado síntomas. En esencia, a los epidemiólogos les falta un dato clave para calcular la tasa de mortalidad.
Se trata de un gran problema a la hora de formular políticas. El investigador de la Universidad de Stanford (EE. UU.) John Ioannidis, escribió el 17 de marzo en la publicación de STAT, que la tasa real de letalidad podría ser menor que la de la gripe estacional. De ser así, el experto cree que las medidas impuestas resultarían "draconianas" en medio de un "fiasco de pruebas" de datos "absolutamente poco fiables" sobre cuántas personas resultan contagiadas.
A mediados de marzo, un informe estimó que al principio del brote solo se registraban entre un 20 % y un 10 % de los casos reales de afectados. Actualmente, prácticamente todos los países están aumentando sus esfuerzos para realizar pruebas rápidas. La prueba tradicional de diagnóstico que utilizan, llamada PCR, busca directamente el material genético del virus en un hisopo nasal o de la garganta. Sus resultados informan a las personas con síntomas preocupantes de gripe de lo que necesitan saber: ¿Sus síntomas se deben a una infección por COVID-19?
Pero esta nueva prueba lanza una pregunta diferente: ¿El coronavirus ha entrado alguna vez en el cuerpo de una persona, incluso meses antes? Si alguien ha estado expuesto al virus, su sangre debe estar llena de anticuerpos contra él. La presencia o ausencia de tales anticuerpos contra el virus es justo lo que mide la nueva prueba.
El equipo de Icahn, dirigido por el virólogo Florian Krammer, afirma que la nueva prueba podría ayudar a localizar a los supervivientes, los cuales podrían donar su sangre rica en anticuerpos a las personas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) para aumentar su inmunidad.
Además, médicos, enfermeros y otros profesionales sanitarios podrían comprobar si ya han estado expuestos al virus. Krammer sugiere que aquellos que sí han tenido el virus, suponiendo que ahora son inmunes, podrían trabajar de manera segura y realizar las tareas más arriesgadas, como intubar a una persona con el virus, sin tener que preocuparse del riesgo de infección ni de si son portadores de la enfermedad y podrían introducirla en sus hogares.
Otros centros científicos de Singapur y otros lugares también aseguran disponer de pruebas de anticuerpos en funcionamiento, al igual que algunas empresas estadounidenses que venden productos a los investigadores. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU dicen que también están desarrollando su propia versión.
Para crear la suya, el equipo de Icahn produjo copias de la característica proteína "espiga", presente en la superficie del virus. Esa proteína resulta altamente inmunogénica, lo que significa que los cuerpos humanos la detectan y empiezan a producir anticuerpos que pueden adherirse a ella.
La prueba consiste en exponer una muestra de sangre a la proteína espiga. Si la prueba se ilumina quiere decir que el organismo ya dispone de anticuerpos.
Para verificar la eficacia del test, el equipo analizó algunas muestras de sangre previas a la salida del COVID-19 de China este año, así como muestras de tres casos reales de pacientes de coronavirus. Según Krammer, la prueba es capaz detectar la respuesta del organismo a la infección "solo tres días después del inicio de los síntomas".
Para conocer el verdadero alcance del contagio, el siguiente paso para los investigadores del mundo consiste en realizar "encuestas serológicas" en las que llevarán a cabo la prueba de extracción de sangre de un gran número de personas en algún área clave de brote. Eso podría indicar cuántos casos han pasado desapercibidos exactamente.
Pero hará falta tiempo para que los científicos tengan la respuesta. Krammer destaca que el esfuerzo para llevar a cabo una encuesta más amplia "acaba de empezar".
Fuente MIT review